Alma


Hace algunos años atrás existía una mujer muy humilde, trabajadora y con la cabeza llena de sueños. Soñaba con amor, con viajes, riquezas y fama. Sus padres le habían puesto Christiana.
Trabajaba en el campo ayudando a cocechar y clasificar las frutas que allí plantaban. Una tarde cálida de época de recolección de manzanas, iba por el veinteavo árbol cuando a los pies de ese encontró una cajita, bastante tosca, de madera oscura y maltratada. La tomó en sus manos y distinguió tallada en la tapa la palabra “Alma”, al abrirla no pudo hacer más que sorprenderse, en su interior se encontraban una gran cantidad de las piedras más preciosas y perfectas que existen en el mundo. Esmeraldas, rubíes, diamantes y otras, las cuales emitían un brillo hipnotizante. Christiana conmovida por la belleza de su tesoro,  lo guardó en su bolso de cuero de jabalí,  que su madre había confeccionado para ella, y terminó su trabajo.
Por la noche, al llegar a su hogar, buscó la caja en su bolso y se dispuso a analizarla e investigar su hallazgo más detenidamente. A medida que el tiempo pasaba, la joven descubría más cosas sobre su pequeño tesoro, el brillo de las piedras al sol, las aristas suaves, las formas, los cambios de colores, ya los empezaba a conocer de memoria y recordaba cada pequeño detalle de todas. Se había enamorado de su encuentro, era lo que había estado buscando toda su vida. Guardaba con recelo y la admiraba con pasión.
Sin embargo, unos meses después,  la chica se aburrió. Una buena noche, llegó de trabajar, observó la caja en su escondite y no la atrajo, no sintió ganas de correr a su armario y admirar las piedras como solía hacer. Ya conocía demasiado bien su tesoro, no necesitaba seguirlo viendo. A la mañana siguiente, al irse a trabajar,  dejó la caja bajo un puente, abandonándola a su suerte.
Su vida continuó como si nada hubiese pasado, aunque un poco más vacía, seguía trabajando, seguía viviendo en la humildad, de vez en cuando recordaba la hermosura que se encontraba en el interior de la caja, pero no la quería de vuelta.
Cinco años después,  vio la caja en el aparador de una tienda del pueblo. Se sorprendió, la reconoció al instante, la recordaba de memoria, incluso notó que no habían tocado las piedras, porque recordaba su lugar cuando las dejó. Sólo cuando las vio, se dio cuenta de cuanto las extrañaba y las necesitaba, pero esta vez eran mucho para ella, costaban más de lo que había ganado en toda su vida.
Durante el tiempo que siguió,  Christiana pasó cada día a admirar sus piedras, se preguntaba quién la había encontrado, cómo y deseaba no haberlas dejado. Se arrepentía y admitía que había sido la peor decisión que había tomado.  Se propuso empezar a trabajar más,  y ahorrar cada centavo que puediese. Había empezado a racionar su comida, para no gastar mucho. No compraba ropa, la hacía ella misma con retazos de tela. Estaba decidida, iba a llegar a tener su caja de nuevo con ella, estaba angustiada, perdida, triste y sin ganas de vivir. Lo único que le daba fuerzas para levantarse cada mañana era que en algún momento tendría su tesoro con ella.
Le llevó dos años de intenso sacrificio, pero lo consiguió, reunió el dinero necesario. Se acercó a la tienda y para su desesperación su caja no estaba, entró a preguntar y el joyero le dijo que la habían comprado esa mañana. El dueño del local la vio tan abatida que le dijo quienes eran y en donde vivían los que la habían adquirido.
Christiana movida por esa pequeña luz de esperanza,  fue al lugar indicado, tocó a la puerta y fue atendida por una anciana. La joven le explicó en medio minuto quién era y porqué estaba ahí. La señora la invitó a pasar, era amable y tenía un gesto muy dulce, regordeta y de baja estatura. Se movió por un pasillo y la condujo a la cocina. Allí se encontraba un hombre canoso y alto, la chica supuso que era el esposo.
– Alma, querida, quién es la niña? – preguntó el hombre.
– Ella viene por la caja – dijo la mujer mirando al tesoro depositado sobre la mesa como un centro de decoración.
– Por la caja?… Pero es nuestra –
– Suya? – Interrumpió Christiana – Disculpe, pero yo la encontré bajo un árbol hace años atrás y ya no puedo vivir sin ella -.
– Y cómo es, entonces, que estaba en la tienda? – dijo esta vez la mujer.
Claro, cómo era que estaba en la tienda… La joven se sintió tonta y muy humillada. Qué derecho tenía ella para reclamar la caja que ella misma había abandonado.  – Yo… La había abandonado – dijo finalmente, avergonzada.
– Es decir joven, que usted no la quería tanto, no es así? – preguntó el hombre mirando fijo a través de sus anteojos – Esta caja perteneció y pertenece, de hecho, a mi esposa aquí presente, Alma señaló el grabado de latapa – Se la obsequié el día de nuestro matrimonio y por cuestiones de la vida, nos vimos obligados a abandonar tan precioso tesoro, ahoraque la recuperamos estamos felices, y no podemos dejarla -.
– Sin embargo,  querido – prosiguió Alma – creo que la joven se encuentra profundamente arrepentida por haber dejado de lado esto – señaló la caja – y creo que no dejaría de estar en buenas manos -sujetó el objeto en disputa y se lo extendió a Christiana.
– Pero… – la chica estaba sin habla, cuando sujetó el tesoro tembló de felicidad, después de tantos años,  de tanto arrepentimiento y sufrimiento volvía a ella su posesión más querida. Aunque,  se sentía mal aceptando, ellos tenían historia juntos, con una inspiración profunda para darse valentía, negó con la cabeza y devolvió la caja a su dueña.
– No querida, nosotros ya no la queremos, en tus manos estará bien cuidada.
La joven les ofreció dinero que no aceptaron en principio, pero después de mucho insistir recibieron una parte que necesitaban para arreglar el techo de su hogar.
Mientras volvía a casa abrazada a su tesoro, sentía que éste la estaba perdonando por haberlo abandonado lo cual la hizo sentir segura, animada y feliz, como se sentía el día que la encontró.
De repente supo que a pesar que la tapa decía Alma originalmente por su dueña, la pequeña y tosca caja,  pero hermosa para sus ojos, completaba su alma y prometió que jamás la dejaría de nuevo y la cuidaría hasta el fin de los días.

6 thoughts on “Alma

    • Cande Torres May 14, 2014 / 7:01 pm

      Perdón… pero qué tengo que hacer ahora?
      Abrazo!

      • Julia Ojidos May 14, 2014 / 7:14 pm

        Buenas, en primer lugar crear un post agradeciendo el blogs que te nomina. Que aparezca el premio. Nominar a 15 blogs que sigues. Comunicar a los 15 que han sido nominados. Y contar 7 cosas sobre ti.

      • Cande Torres May 14, 2014 / 7:15 pm

        Perfecto! Estoy en eso, muchas gracias de nuevo y espectaculares los proyectos que he visto así que muchísima suerte con eso!

      • Julia Ojidos May 14, 2014 / 7:16 pm

        Gracias un saludo 😉

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